miércoles, 1 de septiembre de 2010

"CACHOLO" (Un recuerdo triste de un médico rural)

     TE LO CUENTO PARA QUE ENTIENDAS PORQUE PASAN CIERTAS COSAS... Y PORQUE NO OCURREN OTRAS QUE DEBIERAN...

     Estaba sentado en un taburete sin respaldo... La columna encorvada como si le pesara demasiado la cabeza... La mirada al piso, pero en su carita de laucha apaleada, ni el mínimo rictus de tristeza o preocupación...

     El Comisario me había llamado apenas pasada la medianoche de un día jueves festivo. Me pidió que fuera lo antes posible a la seccional. "Tenemos aquí a un chico "punga" que vino a "trabajar " a la milonga del Club”, dijo- Le manoteó la guita a un pibe que estaba con su barra...Lo descubrieron y además de quitársela, le dieron para que tenga! Lo molesto a esta hora doctor, para que lo revise, porque tiene algunos golpes... y... ¡No sea cosa que después nos culpen a nosotros de haberlo castigado!... ¿Me entiende?

     Así que me vestí cachacientamente, y partí para allá. Me encontré con un jovencito de edad indefinida... parecía más viejo, pero sólo contaba con dieciséis años. Vestía un pantalón oscuro... algo raído, y que en una vida anterior, ya lejana, debe haber conocido el agua y el jabón... Una remera negra con una inscripción comercial en el pecho. Zapatos ajados en las punteras... Pelo largo... Uñas largas y "de luto". Mirada limpia y sonrisa (o mueca) leve en sus labios....

     Apenas si alzó la vista cuando entré... Casi sin cambiar de postura me dice: ¡hola tordo!... ¿cómo anda?
¡Yo bien...gracias!-dije-, pero, mejor me decís vos como estás y dónde estás golpeado. ¿eh?
    
     Su respuesta me tomó desarmado… aún hoy al evocarla "se me pianta un lagrimón"...como dice el tango.
Yo estoy golpeado en el cuore, tordo... ¡Pero eso no es de esta noche!... viene de lejos! En el cuore, tordo... ¡En el cuore!!

     Tragué saliva y repregunté: ¿Donde te golpearon los muchachos?... ¿En la cabeza?... ¿En el cuerpo?... Tenés que mostrarme pibe!

     Tuve la certeza de que su incredulidad era verdadera y no una pose... ¿Qué chicos me golpearon ?... continuó- ¡No tordo, no!... ellos lo que hicieron es defender lo suyo... ¿Que querés ahora?... ¿Que los denuncie por fajarme?... Defendieron lo suyo...y listo! ¡Que me van a fajar!.

     Hizo una breve pausa que a nosotros nos pareció un siglo, y continuó: Yo andaba buscando treinta mangos...con eso me daba por hecho. Porque a mí nadie me regala nada...me los tengo que ganar... y yo no conozco otra forma de laburo que esta que hago, ¿Viste?, a veces me sale bien... y otras mal...¡Como esta noche!

     Y... ¿Por qué me dijiste que te golpearon el corazón? -alcancé a balbucear con lo que me quedaba de voz-.

     Si... pero no ellos... Los que viven cerca mío me lo golpearon... ¡Mi vieja!, que nunca me dió bola...y menos cariño. Tordo... ¿a vos tu vieja te dió alguna vez un beso?... pues a mí nunca... al menos que me acuerde. Me lo golpeó mi viejo quien según me enteré vivía dos cuadras de mi casa y ni siquiera me saluda. Mi padrastro, que me manda a robar y me faja si no traigo nada... El gringo del boliche, que nos compra lo que le sacamos a la gente por unos mangos miserables, y se llena a costilla nuestra... Los muchachos más grandes del barrio, a los que debo esquivar para que no me quiten lo poco que tengo.

     El agente, que hasta allí había guardado prudente silencio, pudo hablar por fin y le preguntó: entonces... ¿a vos nadie te quiere?...¿No tenés ni un amigo?

     Si tengo uno... y vale por todos... es Cacholo. Fuera de él nadie más!

     El comisario tenía los ojos húmedos y con el pañuelo simulaba limpiarse la nariz de un supuesto resfrío que antes no había evidenciado. Atribuí su tristeza, a que hacía tres meses había perdido una hija de veinticuatro años. Al agente y a mí no nos sobraba nada. En cambio él, hablaba como si la desgracia fuera de otro y no suya. Mientras hacía su relato mantenía la sempiterna sonrisa en sus labios. Era evidente que el pobre niño, estaba más allá de todo sentimiento. Los había perdido en el terrible camino recorrido desde su nacimiento a la fecha.

     Siempre con el mismo tono monocorde, continuó: Mirá tordo... cuando los chicos me pegaban yo no sentía nada... ¿Para qué te voy a mentir?... Estoy acostumbrado a los golpes... han formado parte de mi vida y de mi laburo... Como la de los boxeadores, ¿viste? Yo ya sé que cuando pierdo... ¡La ligo!... Cuando gano... ¡rajo!... y si me dan unos metros no me agarran más! Estos tipos son un poroto al lado de mi padrastro... Además Cacholo me enseñó a aguantar el chubasco sin quejarme!

     De pronto me miró a los ojos y dijo: Vos tordo debés ser un buen tipo... tenés la mirada parecida a la de Cacholo... lo único diferente es que Cacholo tiene un solo ojo… perdió el otro en una trifulca en el barrio. Y… decime...vos que sos un tipo estudiado... ¿Qué opinás? Con un solo ojo la miseria se sufre la mitad? ¿El hambre y el frío, se sienten la mitad? ¿Es así tordo?...

     No, pibe... las mires con uno o dos ojos las injusticias siempre se sufren enteras. Porque los ojos te la muestran... pero el que sufre es tu espíritu. Esto no se arregla quitando un ojo... la solución depende de otras cosas que los que deberían arreglar todo esto, no parecen dispuestos a dar. Seguro que no entendés nada de lo que te estoy diciendo- Tal vez un día si la taba deja de salir "traste" para vos... lo puedas entender...

     Me miró incrédulo y ampliando su sonrisa dijo:" Pobre Cacholo". Así que encima que lo dejaron tuerto, sufre lo mismo que yo que tengo los dos ojos... ¡De no creer!

     El Comisario con su cara congestionada, le preguntó con más vehemencia de lo que hubiera querido: Pero... ¿Quien corno es el Cacholo ese?...¿Es un hermano tuyo o un vecino? ¿Me querés decir?...
No me diga que no se dio cuenta, Comisario... Cacholo es mi perro!
Ahhh! ¡Es un perro!...se asombró el Comisario...

     ¿Y Ud. que creía?... ¿No le dije que era el único que me mostraba cariño?...Que era fiel...Que hubiera sido capaz de sacarse la comida de la boca para dármela...que más de una vez puso su cuerpo para que yo lo usara de almohada cuando me hicieron dormir afuera...¿Ud conoce algún ser humano que sea capaz de hacer todo eso por mí, sin pedirme nada a cambio?

     Para disimular mi turbación, me puse a redactar mi informe médico. El comisario hizo lo propio con el suyo. Luego pudo comunicarse con el Juez de menores de Rosario, quien le ordenó que por la mañana lo alcancen a su despacho de Tribunales.

     Le dimos de comer... lo que hizo como si no hubiera pasado nada. Luego lo hicimos acostar en el catre de guardia, y al rato estaba profundamente dormido.

     El Comisario me invitó con unos amargos, y cuando se sintió seguro de poder hablar sin que se le quiebre la vos, me dijo: -¡Vea Doctor!...Yo creo que Dios es capaz de perdonar a los hombres cualquier zafarrancho que hagan... ¡Pero a quienes han estado mandando en este país!... ¡En este país!..¡Con todo lo que tiene!...Y que hayan permitido o causado lo que se vé: Chicos miserables... sin comida decente... sin educación... sin nadie que los quiera y se ocupe de ellos… ¡NO, MI AMIGO!!! ¡NO! Sinceramente no creo que el Señor malgaste su misericordia para perdonarlos. ¿No lo cree'

     Regresé a casa...por entonces mi esposa y yo teníamos tres niñas... Al pasar frente al dormitorio que compartían, las contemplé desde la puerta, para no perturbar sus sueños. Reprimí el deseo de abrazarlas fuerte... muy fuerte, prometiéndome a mí mismo hacerlo por la mañana, ni bien ellas despertaran. Dí gracias al Señor por la dicha de tenerlas... por haberle dado y conservado sus vidas… y por ese sueño sereno y seguro. Le rogué que nunca ellas tuvieran que pasar por la tristeza del desamor... Le pedí por aquel niño desamparado, y por todos aquellos que no tienen la dicha de un hogar donde se los cuide, se los ame de verdad, y cubran sus necesidades espirituales y materiales.

     Una vez más, en el silencio de mi cuarto, le pedí que ningún niño tenga que pasar por el abandono, la miseria, el hambre, el frio de la calle, la falta de un hogar...y sobre todo, la ausencia de un "Cacholo" humano.

     No me podía sacar de la mente al muchachito aquel...y finalmente me dejé llevar al sollozo que desde hacía rato estaba pidiendo pista...